Unidades residenciales: ¿en peligro o histeria colectiva?

La ciudad de Cali es noticia a nivel nacional porque, en la noche de ayer, los propietarios y residentes de unidades residenciales vivieron largos momentos de angustia, tras ser el blanco de ataques de grupos de delicuentes.

Todo comenzó porque, durante el Paro Nacional del 21 de noviembre, algunos vándalos atacaron entidades financieras en el centro de la ciudad, rompiendo vidrios de ventanales y puertas, para luego saquear las oficinas, lo cual se replicó en algunos otros sectores, en los que atacaron establecimientos de comercio y supermercados, e incluso panaderías y tiendas.



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Esa difícil situación de orden público llevó al Alcalde de Cali -Maurice Armitage- a decretar el toque de queda, por lo cual ningún ciudadano podría circular por las calles luego de las 7:00 p.m., para así poder garantizar el control de la ciudad. Pero lo que se pensó como un medida para calmar la situación presentada y preservar el orden, al parecer agitó más los ánimos, pues las personas ya en sus casas y apartamentos, comenzaron a vivir un ambiente de inseguridad y zozobra sin precedentes.

Edificios y conjuntos atacados

Apenas iniciada la noche se comenzó a propagar, a través de cadenas de whatsapp y redes sociales, así como por algunos medios de comunicación, información que daba cuenta de que en el sector sur de la ciudad, conocido como Valle del Lili, así como en el nororiente, en la zona de Torres de Comfandi, se estaban presentando ataques de vándalos que, organizados en grupos, intentaban ingresar por la fuerza a las unidades residenciales.

Los videos que circulaban por las distintas redes mostraban personas corriendo al interior de las copropiedades, otras intentado protegerse con palos y bates, y otros, en no pocos casos, con armas de fuego en posición de defensa e incluso disparando, aunque no se mostraba a qué o a quién.  En los audios conocidos, las personas pedían auxilio, decían que los vándalos se querían entrar a su unidad residencial, que ya se habían entrado a la unidad vecina y que por más que llamaban a la Policía nadie les respondía o no llegaban.

Aunque la tranquilidad no se recuperaba, la comunidad sintió alivio cuando comenzaron a hacer presencia los primeros soldados del ejercito nacional y miembros de la policía. Sin embargo, sucedía algo que llama la atención: los soldados caminaban por las calles, recibían los merecidos aplausos y gritos de agradecimiento de los ciudadanos desde el interior de las unidades residenciales, pero no se capturaba a ninguno de los delincuentes que minutos antes, se decía, realizaban los ataques, o al menos no circularon videos que así los mostrara.

La zozobra que comenzaba a desaparecer en Valle del Lili, no tardó en trasladarse a otros sectores, como Gratamira y Quintas de Don Simón, y luego, Multicentro y Ciudad Jardín en el sur, y en el norte comenzó a hablarse de que sectores como Villa del Sol y Puente del Comercio estaban siendo atacados.  Y luego los ataques se trasladaron a sectores del suroeste como la avenida Guadalupe con avenida de los Cerros y del Oeste como Cristales y sus alrededores.

Ataques reales o exceso de prevención

El miedo, la angustia y pánico se apoderó entonces de gran parte de la ciudad, y a las amenazas que todos sentían existir en las calles, se sumaban mensajes de audio que, propagados por redes sociales, daban cuenta de grupos que se armaban en las zonas más deprimidas, que curiosamente separadas por kilómetros pero al parecer perfectamente coordinadas (Siloé y Aguablanca), estarían dispuestas a tomarse a sangre y fuego la ciudad.  Otros, menos fatalistas pero igual de alarmantes, decían que los vándalos se habían replegado ante la presencia del ejército, pero estaban planeando regresar entre 1 y 3 de la mañana, mientras todos dormían.

Todo este coctel de información, sin una fuente oficial  y sin confirmar, pero que muchos decidieron creer y propagar, llevó a que muchas personas salieran de sus apartamentos a hacer guardia en porterías y límites de la copropiedad, para no ser sorprendidos con los ataques que en minutos llegarían.

Fuentes oficiales indican que no hubo ingreso a las unidades residenciales

Los ataques en la madrugada, por fortuna, no llegaron y la ciudad amaneció en una tensa calma, con los destrozos de los que hablamos atrás, con el servicio de transporte masivo a media marcha y algunas de sus estaciones en mal estado.

Al medio día de hoy el Secretario de Seguridad de Cali, Andrés Villamizar, entregó un  parte de seguridad a la ciudadanía, informando que toda la ciudad se encuentra bajo el control de la Policía y del Ejercito y manifestando, incluso, que cuenta con certificaciones de las empresas de seguridad que prestan servicios de las diferentes unidades residenciales del sector de Valle del Lili, indicando que anoche no hubo ingreso de delicuentes en las mismas.

Indica el señor Andrés Villamizar que en efecto sí se presentaron alteraciones del orden público, asonadas en algunos sectores que todos conocieron en video y que aunque entiende el pánico que se apoderó de los ciudadanos, no fue cierto que se hubieran presentado ataques a los conjuntos residenciales.

Llamado a confiar en las autoridades y empresas de seguridad

Al llamado de las autoridades de Cali a la calma, se ha sumado el de las empresas de seguridad, que han prometido reforzar las medidas de seguridad incrementando el personal, para devolver la tranquilidad a los residentes de unidades residencial, pero solicitándoles que las situaciones de seguridad sean atendidas por el personal entrenado para ello y los residentes permanezcan en sus casas y apartamentos.

Vamos a calmarnos

Desde ConTodaPropiedad.com queremos hacer un llamado a manejar con mayor responsabilidad el whatsapp y las redes sociales, pues aunque se entiende el interés normal de dar a conocer a sus familiares y amigos de situaciones que puedan ponerlos en peligro, es necesario tener la absoluta certeza de que la información sea cierta, que provenga de una fuente confiable, que esté actualizada y que además sea útil, pues de los contrario, en lugar de colaborar, podríamos estar generando un daño mayor.

El ambiente en la ciudad lamentablemente no es el mejor, pero de nosotros depende que esta sensación de inseguridad desaparezca, y para ello debemos  confiar en las autoridades y solo creer en la información oficial y no en la que nos dicen.

Gustavo Adolfo Martínez Rojas

Abogado Universidad San Buenaventura

Especialista Derecho Procesal Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín

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